Hacía ya tiempo que tenía ganas de realizar mi propia versión de una mujer y una artista extraordinaria, maravillosa y única.
Me atrevería a decir
que Frida Kahlo es el mayor referente femenino de la
historia de la pintura. Fue admirada y respetada por el entorno
de las vanguardias artísticas de la época, al margen de su género. El mismo
André Breton, ideólogo del surrealismo, quedó impresionado con su obra al
conocerla. Me resulta significativo que la primera obra de un artista mexicano
que el Louvre compró fuera una obra de Frida Kahlo.
De niña, tras recuperarse de una enfermedad que la mantuvo en cama durante meses y la dejó
coja, animada por su padre practicó deportes como boxeo y lucha libre.
¿Te imaginas lo que tenía que ser a principios del siglo XX, en México, que una
niña hiciera algo tan masculino?
Y no sólo eso, sino
que también se vestía como un chico. Tenía que ser un número, en aquella
época, en México, en una familia tradicional con una madre muy religiosa, ver a
una de sus hijas vestida como un señorito, con su traje, su corbata, su rostro
serio y arrogante y su pelo corto ‘repeinado’.
Fue de las pocas
mujeres en acceder a estudios superiores, y en esa época, en un ambiente de
explosión cultural en México, se fueron fraguando todas sus inquietudes y su
personalidad.También fue
revolucionaria y diferente en cuanto a su sexualidad, ya que la vivió
libremente y sin complejos, teniendo amantes hombres y mujeres. En un
documental sobre su vida* que vi hace unos días, hablaban de que su primer
novio dijo una vez: “
¿Cuántas mujeres
podrían haber en aquel momento y en aquel lugar que vivieran el sexo de esa forma?
Me parece realmente increíble imaginar a aquella mujer, a principios del siglo
XX, con esa mente tan abierta, esa determinación a ser ella misma al margen de
normas sociales. Una mujer adelantada a su tiempo.
La obra de Frida
estuvo marcada por el dolor, ya que empezó a pintar tras sufrir un accidente
que literalmente la rompió. Durante su
convalecencia, su padre le compró materiales de pintura y ella empezó a pintar
para mantenerse ocupada. Frida se pintó a sí misma, su propio mundo, su
relación con el dolor, su propia realidad.
Poco después de su
accidente, escribió estas palabras:
"Hace poco,
casi unos días, era una niña que caminaba por un mundo de colores, de formas
duras y tangibles. Todo era misterioso y ocultaba algo; descifrar, aprender me
gustaba como un juego. Si supieras qué terrible es conocer todo súbitamente,
como si un relámpago iluminara la tierra. Ahora habito en un planeta doloroso,
transparente como de hielo, pero que nada oculta; es como si todo lo hubiera
aprendido en segundos, de una vez. Mis amigas, mis compañeras se han hecho
mujeres despacito, yo envejecí en instantes y todo es hoy blando y
lúcido."
Me impresiona mucho
como vivió su vida esta mujer. Como logró convivir con el dolor y tener una vida
intensa en la que amó, viajó, bebió, y se permitió el lujo de vivirla como le
dio la gana. Yo creo que le gustaba mirar al mundo a la cara y
romperle los esquemas, le gustaba provocar, le gustaba romper con lo
establecido y supongo que tuvo la inteligencia necesaria como para atreverse a
ser ella misma al margen de convencionalismos.
Por todo esto,
manifiesto mi admiración y devoción por una mujer que a muchas nos ha servido
de inspiración.
*Documental:
"The Life and Times of Frida Kahlo"
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